Este proceso se quiere imponer a la Universidad sin informar a sus principales protagonistas, los estudiantes. Todos los compromisos hechos por este rector se han incumplido: el debate público que pedimos lo convirtió en un monólogo; el claustro en un circo; el proceso informativo amplio y contrastado que pedíamos, culminando en un referéndum consultivo, lo convierten en una campaña de propaganda llena de medias verdades. Excelentísimo rector magnífico, ¡defienda nuestros derechos o márchese!
Son muchos los falsos mitos de este proceso. Esta reforma se nos vende como un proceso de homologación europea que favorecerá la movilidad de estudiantes y profesores. Sin embargo, después de estudiar las reformas, nos damos cuenta de que no se busca la convergencia académica ni social con Europa. Esta reforma nos aleja de Europa.
En Europa los estudios de Grado duran 3 años, aquí durarán 4. En Europa los estudios de Máster, generalmente de 2 años, constituyen una etapa generalizada, a la que acceden la mayoría de los estudiantes que cursan un grado. En España en cambio los estudios de Máster se verán restringidos a una élite, tanto por las escasas plazas ofertadas como por los elevadísimos precios, que están en la Universidad de Murcia entre 1350 y 1800€. De esta forma nos ponen en una situación de desventaja frente a los estudiantes europeos que tendrán mucho más fácil acceder a un nivel de titulación igual o superior al nuestro. ¡Este no es un proceso de convergencia europea! ¡Esto es un verdadero atraco!
Tampoco habrá convergencia social. España está lejos de invertir en becas, en ayudas al transporte y en residencias universitarias y ayudas al alojamiento lo que se invierte en Europa. Pero nuestras autoridades tienen la solución mágica para llegar a la media: las famosas becas-préstamo, verdaderas hipotecas a devolver después de los estudios con las que quieren cubrir el expediente. Con los fondos públicos no deben pagarse intereses a la banca, sino ayudar a los que lo necesitan. ¡Más becas y ayudas y menos hipotecas!
Ante la magnitud de las protestas han pisado el acelerador. No respetan ni siquiera los derechos de los actuales licenciados, que después de estudiar al menos 5 años deberán cursar también los Máster del nuevo sistema de estudios para habilitarse profesionalmente o acceder al doctorado. Por esos derechos hoy estamos también aquí. ¡Nuestros años de esfuerzo no nos los pueden robar así como así!
Pero aún son mayores los perjuicios para los actuales estudiantes de la enseñanza secundaria. La reforma de Bolonia quiere grupos más pequeños con menos estudiantes por aula. Pero en lugar de invertir en nuestra educación, contratar más profesores y hacer más aulas, han planificado una reforma a coste cero. Su plan para conseguir grupos más pequeños es muy simple: que entren menos alumnos en la Universidad. Los nuevos grados estiman el número de alumnos a la baja, una rebaja de hasta el 25% que afecta a casi todas las carreras. Esto supondrá notas de corte más altas incluso en aquellos estudios dónde no las hay. Los mismos que dicen defender la Universidad pública la apuñalan, sin miramientos, por la espalda. ¡Qué cara más dura!
Al mismo tiempo los estudios de Máster y la investigación en general se orientan a las necesidades de las empresas. Pretenden que ellas financien una parte de las investigaciones y, a cambio, las empresas se quedarán con los resultados. En esto consiste la llamada transferencia de conocimientos. Sin embargo, todos sabemos que es precisamente ese modelo de mercantilización del conocimiento y de patentes el que hace que millones de personas mueran en el mundo y no puedan beneficiarse de los resultados de investigaciones como la farmacéutica. Al mismo tiempo, este modelo amenaza la supervivencia de los proyectos de investigación rentables para la sociedad, pero no para las empresas.
Por último un nuevo sistema de financiación insolidario, la Estrategia 2015, pretende concentrar los fondos públicos en ciertas Universidades con el dudoso propósito de colocarlas en rankings de calidad internacional, mientras que el resto tendrá que luchar por sobrevivir. Este será el caso de la UMU, condenada por este sistema a ser una universidad de segunda.
Estamos convencidos, en definitiva, de que estas reformas harán de nuestra Universidad y del sistema universitario en general una institución más elitista y alejada de la sociedad. Esta reforma pone en peligro su carácter público y universal.
Por todos estos motivos:
-Exigimos la paralización de todos los nuevos grados. Que la Universidad presupueste el coste de los cambios y el gobierno aporte la financiación para contratar nuevos profesores, ampliar el número de aulas y dotarlas de los medios necesarios. Sin este proceso, que necesitará todavía varios años, no podemos hablar de reforma. ¡Ninguna reforma sin financiación!
-Exigimos un verdadero precio público para todos los estudios de Máster, que no sobrepase el coste de los actuales estudios de diplomatura y licenciatura. El coste de matrícula de los estudios universitarios debe tender progresivamente a la gratuidad. La educación es un derecho, no un privilegio.
-Exigimos la ampliación del número de becas tradicionales hasta llegar a la media europea y la retirada inmediata de las becas préstamo.
-Exigimos que se respeten los derechos de los estudiantes de las actuales licenciaturas, de forma que puedan habilitarse profesionalmente y acceder el doctorado sin tener que cursar costosos Másters.
-Rechazamos cualquier reducción de la oferta de plazas universitarias, la introducción de notas de corte en aquellas carreras que no las tienen y la subida en las que actualmente las tienen. En un momento en que el mercado de trabajo no nos abre sus puertas, la Universidad debe tenerlas abiertas para formar a toda una generación. Si las notas de corte suben pediremos la dimisión inmediata de cada uno de los responsables de este proceso. del primero al último. ¡Si no pueden defender nuestros derechos, que se vayan todos!
-Exigimos la retirada de todos los grados en los que las peticiones de los alumnos han sido ignoradas y los nuevos grados se han impuesto según la ley del más fuerte. Que se abra un nuevo proceso en el que sean los profesores y estudiantes de los departamentos que han de impartir y cursar el título quienes tengan poder de decisión. ¡Abajo el grado de Ciencia Política y Gestión!
-Pedimos la suspensión de la ANECA hasta que la selección de sus miembros no se haga a través de una convocatoria pública y que los criterios de calidad con los que trabaja hayan sido elaborados democráticamente con la participación de los estudiantes.
-Exigimos la retirada inmediata de la Estrategia 2015. ¡No a universidades de primera y de segunda!
-Reclamamos que las competencias de Universidad vuelvan del Ministerio de las Empresas al Ministerio de Educación. No es posible que personas con importantes responsabilidades en la patronal rijan ahora el destino de la Universidad pública, imponiendo los criterios de la empresa privada.
-Rechazamos que la Universidad de Murcia ponga a sus investigadores al servicio de los intereses de empresas privadas. El conocimiento debe estar al servicio de toda la sociedad y la supervivencia de los programas de investigación no puede decidirse simplemente por una rentabilidad meramente económica.
-Exigimos un referéndum consultivo entre la comunidad universitaria (alumnos, profesores y PDI/PAS) y medios públicos para que las diferentes perspectivas sobre el proceso puedan ser defendidas en igualdad. Al contrario que las autoridades de esta Universidad, no tenemos miedo al debate democrático.
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